martes, 21 de junio de 2016

NO SE SI ES EL TEATRO, O ES LA VIDA...

Sonata en Tristeza Mayor
Por Jose Luis Solís.

Se dice que el teatro es representación de la vida, y yo me pregunto ¿De cual vida? ¿De la mía? ¿De la suya? o de la de cualquiera.

Haciéndome estas y otras preguntas llego a la conclusión de que el teatro puede abarcar la vida de todos, más no todos vivir en la vida del teatro. (Peligroso más bien morir en el intento).

Los miedos personales nos llevan a buscar refugios, pasatiempos, grupos de ayuda, terapias, vacaciones todo incluido en algún hotel extravagante, un amigo a amiga aventurera que me pase esa adrenalina con la que vive, sin necesidad claro de tirarme yo desde el avión con ese paracaídas viejo y polvoriento, pero sintiendo la energía del amigo que si lo hizo. Pude yo observarlo, acompañarlo y hasta aplaudirle (pero dios guarde yo tirarme de ese avión). ¡Que tuanis se siente!, aunque no lo haya hecho yo, ¡Que tuanis se siente! Podría ser parecida a la sensación que tiene un espectador desde su butaca compartiendo la energía, adrenalina y pasión que viven los actores en la escena. ¡Que tuanis se siente!, ¡Que tuanis se ve!, ¡Que tuanis debe ser hacerlo!, pero no lo hago, porque siento miedo y otra vez, los refugios, pasatiempos, grupos de ayuda, terapias, y vacaciones todo incluido en algún hotel extravagante para ver si mi alma calma sus ansias de vivir. ¡Quieta,! ¡Tranquila! no viva mucho que es pecado. De repente, un accidente... Sin querer estoy en el aire. ¡Me tire del avión! ¿Pero en que momento?, si yo estaba en tierra firme esperando ver a los paracaidistas uno a uno llegar a mi lado, a la seguridad del piso, donde nada se mueve y todo es tranquilo, pero no, ahora estoy en el aire cayendo, no se si el paracaídas es viejo y polvoriento, es más no se si tengo paracaídas. ¡Y ahora que hago?, ¿Cierro los ojos mientras espero el vergazo contra el piso? o los abro y disfruto del paisaje, de la sensación del viento contra mi cara, las hormigas que recorren todo mi cuerpo, la incertidumbre de morir, o esa sensación completa de vida que nunca había sentido. ¿Que putas hago?

Mientras decido que hago, sigo cayendo, no hay forma de detenerme, y estando aquí no hay forma de devolverme, ¿Entonces? ¡A la mierda todo!... Ya me tiré ahora a disfrutarlo, pero no a medias, voy con todo, apreciando el paisaje, gozando del viento, de todas las sensaciones que mi cuerpo pueda percibir, juego, río, lloro, giro y vuelvo a girar, voy hacia lado y luego al otro, de frente, de espalda como sea pero voy, voy hasta reventarme contra el piso, hasta que de golpe se me acabe este viaje, voy hasta quedar registrado como una estadística más, pero como una muy particular, una que no se quedo con miedo, que pudo dejar los refugios, los pasatiempos, los grupos de ayuda, las terapias y las vacaciones todo incluido en algún hotel extravagante (tal vez esta no), voy con la vida del teatro hasta el final porque el teatro abarca mi vida y yo vivo en él, anhelando el camino que viene por delante, el fugaz y aleccionador pasado que queda detrás y el momento actual y real que pasa veloz y debo aprovechar al máximo. 

Me tire y no me arrepiento, que venga la vida y venga completa, que venga el teatro y venga hasta el final, al fin y al cabo en cualquier momento voy a morir de golpe, o lentamente, por eso me subo y me tiro las veces que sean necesarias... y si a usted le da miedo esto que se llama teatro...

¿Entonces? ¿Para que putas se subió? 

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